Resumen
Durante el siglo XIX, las autoridades civiles y eclesiásticas realizaron importantes esfuerzos por inculcar entre la población valores morales, acordes con las convicciones liberales o conservadoras de quienes ostentaban el poder. Ya en el porfiriato, en un país en el que la secularización se consolidaba y las ideas del positivismo ganaban terreno, el Estado liberal mantuvo la intención de “crear moralmente” al nuevo mexicano que el país requería. Sin embargo, a pesar de los múltiples esfuerzos desplegados, los valores transmitidos no lograron alterar algunos hábitos arraigados entre la población, en una sociedad que parecía asumir los riesgos “terrenales” y “divinos” que sus comportamientos implicaban. Así, al estudiar los valores morales pregonados y confrontarlos con las prácticas cotidianas, destaca la falta de correspondencia entre unos y otros, que obliga a cuestionar la efectividad de las políticas emprendidas.
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Resumen2679
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